La alcaldesa Carmen Luisa Castro (PP) cumplió los primeros 100 días de gobierno el primero de septiembre. Es la segunda mujer regidora en la historia de Güímar (la primera fue su mentora Vicenta Díaz) y, sorprendente e inexplicablemente, es la primera persona que lo consigue siendo de Agache, una gran comarca que llegó a ser casi tan importante como el Valle antes de su abandono secular de los últimos decenios. Ella cree que ser agachera la hace pragmática y, sobre todo, le otorga una visión de conjunto de Güímar: una especie de puente –o un túnel- para derribar las barreras que han separado históricamente ambas poblaciones. Esa barrera muchas veces ha sido más psicológica –de desinterés y olvido mutuo- que la física que impone la Ladera.
- ¿Qué ha cambiado en estos 100 primero días de su gobierno?
Los 100 primeros días son muy importantes porque es donde defines líneas de actuación. Obviamente aún no tienes resultados concretos, pero los ciudadanos sí perciben que cambian cosas. Lo primero que he hecho es solucionar un problema gravísimo que me preocupaba mucho siendo concejal: el descontento de todos los funcionarios del Ayuntamiento. Había una guerra abierta entre el anterior alcalde y los funcionarios y eso perjudicaba al ciudadano. Lo he solucionado y creo que se percibe en el trato del día a día. Sin embargo, reitero, lo importante es el cambio de filosofía a la hora de afrontar las necesidades de Güímar. Uno de los grandes problemas del municipio es su elevada tasa de paro. Para el PSOE el problema del empleo se resuelve creando más plazas de funcionarios. A veces pienso que no consideran digno el trabajo privado, el que no procede del sector público, y crean numerosas trabas administrativas para los emprendedores y la supervivencia del sector privado: agricultores, comerciantes, pequeños industriales. Yo creo que en la actual coyuntura es muy difícil crear más puestos de funcionarios y no tiene sentido cruzarse de brazos y echarle toda la culpa de lo que pasa en Güímar a Madrid. Las administraciones no estamos para engordar infinitamente y crear empleo público en nuestras dependencias, sino para facilitar que lo creen los emprendedores privados. Hasta ahora cuando venía un inversor privado a Güímar se le espantaba. Yo he dado orden para eliminar todas las trabas impuestas por nuestra administración local. Y ya hay varios proyectos en marcha que pronto firmaremos y que darán trabajo a gente del municipio. El cambio de filosofía es que en Güímar no creamos trabas para invertir y prosperar, sino al contrario: lo facilitamos todo lo posible, teniendo así ventajas competitivas con otros territorios.
- Muchos vecinos se preguntan, qué hace ahora como alcaldesa que no podía haber hecho en su etapa de concejal. Es decir, el porqué de la moción de censura.
Como concejal no tienes libertad de actuación de grandes líneas al margen del alcalde. Puedes tomar pequeñas decisiones, pero si el PSOE cree que el futuro de Güímar pasa por ser ciudad dormitorio de la capital, yo como concejal no puedo contradecirlo e ir a hablar con el Cabildo o el Gobierno de Canarias o, incluso, Madrid para traer inversores que potencien iniciativas empresariales que den empleo en el municipio. Desde el turismo patrimonial -somos el tercer municipio de la isla y el quinto del Archipiélago en patrimonio tanto histórico como natural- hasta iniciativas más ambiciosas como grandes instalaciones de proyectos educativos o sociales de las que oiremos hablar muy pronto. Son inversores que tienen dinero pero que se fueron espantados al hablar con el anterior alcalde y éste detallarle todas las trabas burocráticas que el Ayuntamiento había ideado para que la gente no invierta en Güímar o que los negocios que ya están vean mermados sus ingresos. Como concejal no puedes hablar con los vecinos y asegurarles que vas a arreglar sus problemas, porque por encima de mí siempre planeaba la sombra de Rafael Yanes y, sobre todo, su visión –y la del PSOE- de que resolver los problemas de Güímar pasa por crear plazas de funcionarios e impedir la iniciativa privada.
- Usted es relativamente joven –tiene 35 años- y mujer, dos “pecados” que aún no se perdonan en un político español. ¿Se ha sentido discriminada por ello?
Ser mujer y, sobre todo, liderar un proyecto político se paga muy caro aún en este país. Siento que tengo que trabajar el doble y rendir el triple para que se me valore la mitad. Me he sentido insultada –y todo el mundo lo escuchó en directo por la radio- por la Oposición Socialista y no sé si es por ser mujer, por ser joven o por ambas cosas. Creo que a un hombre nunca le habrían insultado así. (La alcaldesa se refiere a la rueda de prensa en la que el anterior primer edil, el socialista Rafael Yanes, la calificó de “inmadura”). Mi edad –35 años- tiene el equilibrio entre el impulso y las ganas de trabajar de la juventud y suficiente experiencia vital. Yo he pasado por todas las etapas antes de ser alcaldesa. Tengo experiencia en todas las áreas de gestión y conecto aún con la gente joven pero también me encanta escuchar y aprender de los mayores. En cualquier caso, quiero que se me valore por mis resultados, no por mi edad o mi sexo. Que se me valore a posteriori, no a priori.
- Pues vamos a ello. En estos 100 días ha tomado decisiones controvertidas, por ejemplo, los macetones en la Plaza de San Pedro.
Gobernar es tomar decisiones. Yo intento escuchar a todos los ciudadanos, no solo a las elites. A la mayoría de los güimareros no les gusta la actual Plaza de San Pedro. Es demasiado dura, inhóspita y recuerdan con añoranza la primera plaza con su hermosa fuente y los macetones de geranios. Los cerebritos del Cabildo no se sentarán jamás en nuestra plaza. No les importa que esté más vacía que antes. Vamos, que esté casi muerta. Yo quiero dinamizarla porque me lo piden los ciudadanos. La primera medida fue hacerla más agradable: las flores siempre son más bonitas que las piedras. Lo vivo atrae vida. Queremos instalar un parque infantil y un área de aparatos biosaludables para mayores en la Plaza del Obispo y también alentamos que abran negocios –está previsto un bar con mesas en la plaza- en el entorno de San Pedro. Queremos darle vida y que esté siempre llena como otras plazas de Tenerife o la Península.
- La Plaza de las Flores también tiene polémica: los padres se quejan de que los niños sufren insolación en un parque infantil sin sombra.
Soy consciente de todos esos problemas al igual que de los de seguridad. Al eliminar la balaustrada, el entorno es peligroso por dos motivos: los niños se pueden escapar de sus padres muy fácilmente y un coche puede atropellarlos y, por otro lado, un coche podría despistarse y meterse por la plaza porque apenas hay barreras. Quiero recuperar la balaustrada para darle a la plaza más seguridad –sobre todo a los niños- y también creo que hay que plantar árboles de mucha sombra, como laureles de indias, para que los niños puedan jugar en el parque infantil sin que a ellos y a sus padres les perjudique el enorme calor e insolación que tiene esa zona. Las obras públicas tienen que estar al servicio de los ciudadanos, no de los intelectuales. Lo de los árboles me obsesiona: quiero también que se planten cuanto antes los árboles que se talaron en la carretera de El Puertito.
- Otra decisión controvertida ha sido la playa para perros en El Puertito...
Es un tipo de decisión consecuencia de la participación ciudadana. La gente estaba llevando a sus perros a todas las áreas de la playa y lo que he hecho es acotar 200 metros, al final de la playa, donde pudiera bañarlos sin problemas. Cada vez más personas tienen mascotas. Yo eso lo veo positivo. Y estas personas me pedían que querían poder bañarse con sus mascotas como se hace en otras playas europeas. Es la decisión que más apoyo ha tenido en las redes sociales y me han llamado touroperadores específicos de turistas de varios países interesados en poder disfrutar de la playa y sus mascotas. Hemos salido en varias televisiones, incluida una inglesa, y la zona se ha dinamizado. Semanalmente una empresa especializada limpia la arena con un producto bactericida. Hay dispensadores de bolsitas para residuos. Son gratuitos, gracias a la publicidad que llevan. Mucha gente está contenta. Es cierto que otras no, algunos socios del Club Náutico, por ejemplo. Pero hay que darle oportunidad a las nuevas ideas. Es de amargados no querer que nada cambie y que el municipio vaya muriendo lentamente.
- Hábleme de más proyectos que tenga en mente.
Tengo muchos proyectos concretos como consolidar la carretera del litoral que una El Puertito con Agache. La autopista es una barrera y esas localidades deben estar unidas en un gran paseo. Ya ve: otra vez la idea de unir Agache y el Valle. También quiero alumbrar la carretera de El Puertito, que está muy oscura y peligrosa. Estamos iniciando una campaña de censo. Muchos residentes piden servicios y no están censados. Necesitamos 1.300 nuevos censados para llegar a 20.000 habitantes. Con esa población tendremos más acceso a financiación estatal y más servicios. Y tenemos esa población, solo que muchos no están censados aquí. Sin embargo, mi proyecto principal es de estrategia y cambio de mentalidad: quiero que Güímar se convierta en el municipio ideal para atraer inversores e iniciativas de todo tipo. Que los güimareros y güimareras no solo vean esto como un lugar dormitorio, sino que también puedan trabajar y emprender aquí. Pronto hablaremos de varios proyectos en este sentido. No soy alcaldesa de obras faraónicas, sino de mejorar los servicios al ciudadano y apoyar la inversión privada: porque en el actual contexto cada vez habrá menos dinero público. Si lo hay lo conseguiremos, no lo dude; pero si no lo hay, debemos actuar cambiando cosas, explorando nuevos caminos y no simplemente llorando y lamentándose. Las mujeres agacheras somos muy buenas gestionando en la adversidad y buscando recursos donde otros no los ven. Y espero poder demostrarlo.
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